Considerado como uno de los “Siete Príncipes del Infierno”, Leviatán es para muchos interpretes una forma simbólica del mismo Satanás. Él es el “Dragón que está en el mar” del que habló el profeta Isaías , la Serpiente Antigua, el terrible “Amo Demonio de los Océanos”
Es asociado y a veces hasta visto como un sinónimo del mismo Satanás, es también una bestia marina del Antiguo Testamento y de la tradición judía. Pese a que en hebreo moderno su nombre simplemente significa “ballena” y pese a ser considerado una mera bestia bíblica por ciertos intérpretes, “Leviatán” ha sido y será siempre un nombre que en el imaginario popular y en la mente de algunos expertos traiga consigo cuestiones relacionadas con El Mal y los demonios.
Algunos intérpretes han sugerido que Leviatán es un símbolo de la Humanidad que se opone a Dios; en este lineamiento teórico, también han dicho que las bestias del Libro de Daniel y del Apocalipsis son en realidad seres metafóricos.
Se cree que, antes de caer, Leviatán pertenecía a la orden de los Serafines, la primera jerarquía angélica de entre las nueve existentes. Así, Leviatán habría estado entre los “ángeles de la caridad”, entre los seres que están más cerca del Padre y que pasan la eternidad contemplando y disfrutando la belleza del Todopoderoso y cantándole a su gloria sempiterna mientras esparcen sus rayos de amor sobre la Creación.
En la demonología medieval algunos creían que Leviatán era un demonio acuático que intentaba tomar posesión de las almas y que resultaba muy difícil de expulsar mediante el rito exorcista. Otros simplemente lo veían como una imagen de Satanás.
Para Santo Tomás de Aquino, Leviatán era el demonio de la envidia y, de entre todos los habitantes del Averno, él era el primero en encargarse de castigar a los envidiosos.
Cada uno de los llamados “siete príncipes del infierno” representa un pecado capital. [2] Cada príncipe representa un elemento (aire, tierra, fuego, agua) y controla un punto cardinal. Los príncipes son Satán (fuego, Sur), Lucifer (aire, Este), Belial (tierra, Norte) y Leviatán (agua, Oeste).
El Leviatán era una criatura real, a diferencia de algunas de las representaciones mitológicas de criaturas marinas grandes que batallan con los dioses. El Leviatán no es un mito, sino más bien una criatura del mar, ya sea un pez, un dragón marino, un mamífero como una ballena o un reptil como un cocodrilo. También es posible que el Leviatán, sea lo que sea, ahora está extinto.
Leviatán es el terror de todo marinero desde el principio de los tiempos junto con el Kraken. Esta bestia aparece en el Antiguo Testamento, aunque muy posiblemente tenga un origen más antiguo y primitivo. Actualmente se le asocia que fue un Serafín hasta que siguió a Lucifer y cayó del cielo. Representa el pecado de la Envidia.
Es representada como una serpiente marina y terrorífica y su simple aparición origina tormentas y oleajes de una capacidad destructiva ilimitada. Se la asociaba con Satanás o el Diablo, y no es de extrañar ya que sus historias sobre los ataques a embarcaciones y costas eran las más temidas en la antigüedad. Pero Leviatán también era relacionado con el cocodrilo, tambien es descrito como un monstruo con muchas escamas y muy juntas, que las utiliza como un escudo protector, forma de reptil, dientes muy afilados y de un color turquesa o verde esmeralda Es muy parecido a un dragón pero sin echar fuego por la boca, Según el judaísmo Leviatán es un "pez monstruo" que fue creado al quinto día de la creación y que servirá como banquete para honrar el tiempo que ha de venir. Su piel será usada para cubrir la tienda donde se disfrutará ese banquete después del Armagedón.